Mortal¡
Me ardían las manos, sangraban. Mis ojos bendecían su condescendencia... Toda yo era inmediata. Sin aliento, sin voz. ¿Para qué? Si todo en ti era incierto. ¿Cuándo pensabas amarme? ¿Cuánta espera, me toca desesperar esta vez? Arañándome la piel, mi alma vive, de milagro, no sabe nacer de nuevo. Envejecida, atormentada, llora. ¿Cuánta espera, me toca desesperar esta vez? Tic, tac. Arañándome la piel, mi alma vive, de milagro, no sabe nacer de nuevo. Envejecida, atormentada, llora. Odiarte, ¿Para qué? Estoy aquí ¿No me ves?, qué ciego estás! Límpiate esas lágrimas, sólo es una herida. No es leve, es mortal. Te sentirás sólo. Te lo advertí. Adiós. Mónica Solís