Crónicas Colegiales: 8º EGB La historia llega a su fin
Al inicio de este curso, sucederían situaciones en mi vida que lógicamente marcarían todo mi futuro, muchas decisiones consensuadas con la familia, y muchas sensaciones nuevas. La idea de abandonar el colegio no pasó por mi mente hasta la mitad de año, cuando acabé destrozada por comentarios inoportunos de algún profesor cacique que dominaba una de mis asignaturas preferidas: Matemáticas.
Este profesor, me precipitó a descubrir que había un mundo no tan malo fuera de las paredes del colegio; años en los que a pesar de muchas buenas y malas anécdotas, recuerdo con nostalgia y respeto por mí misma; así que este curso fue: intenso.
Rondaba los 13 para 14 años; de aquella se podía decir que más que la edad del pavo, era pura inocencia, nada comparable a los 14 años de hoy, que te dan más vueltas que una noria; entre las chicas había gran revuelo, por eso que para el año próximo algunas irían vestidas de "calle" lo que significaba un cambio asombroso después de llevar tantos años aquel niki blanco, jersey azul marino, y falda gris a cuadros minúsculos y raros, raros¡
Las que se quedasen en el colegio, en BUP, irían vestidas como les diera la gana, y las que saliésemos de éste- unas cuantas- iríamos a un instituto... pero esa llegada os la cuento en otro momento. La idea como os dije, no me rondó por la cabeza hasta mitad de curso, cuando por mucho que me esforzaba, mis notas no mejoraban de cuantía, lo bueno que tiene un colegio católico-privado, es que como en parvulitos te cuelguen el "San Benito" de alumna de suficiente-bien, de ahí no salías... y ya podías aplicarte que no había manera. Así que de aquella, no tenía motivos para seguir en mis trece de llegar a un notable y de seguir en el cole.
Suspendí matemáticas así que a estudiar por el verano, y mi madre se ocupó de dejarles claro a los profes que en septiembre no volvería al cole... así que después de mucho estudiar, "ME LA APROBÓ", como me dijo el profe, santo, de matemáticas... y añadió que lo hacía por que -agarraros los machos- "No llegaría a nada en la vida"
Mi madre no hizo ni caso a los comentarios, pero yo sí.
Me afectaron mucho, mucho y mucho... pero ahí estaba mi mami, para que dejase de mortificarme. Me hizo mi postre favorito: un brazo gitano, y cuando me lo estaba comiendo a dos manos, me dijo: "Habrá muchas cosas que no te gusten oír así que a partir de ahora, todo lo que suponga para ti un desprecio, no le des importancia. No te conocen"
Mira que son listas las mamis.
Pero por mucho que se empeñaran en ser tan fanáticos del miedo en los colegios católicos de aquella época, tened en cuenta que ahora con mis años, guardo un recuerdo grato, porque también sé que todo lo que me pasó como dice el dicho, si no me mató por supuesto que me hizo mucho más fuerte.
No obstante sí me gustaría mencionar el nombre de personas que fueron eso, personas conmigo por encima de todo; La señorita Pepa-párvulos-, aún me ve y me conoce; la señorita Manolita me enseño a ser pulcra, y educada-3*EGB, Doña Luz, por creer en mí capacidad-4*de EGB-, La Hermana Elena, y la hermana Celina, matemáticas y música, la primera me enseñó a comer los pimientos crudos en un recreo jajaajj y la segunda confirmó mi sospecha, no cantaba mal; la señorita Itziar (francés) puso la base a un idioma que me encanta.
Gracias por todo lo incluido y lo que olvidé, pues estos relatos son un oda a mi misma, a los recuerdos de infancia que gracias a mi hijo recuperaré.
Nota:
Lo bueno al iniciarse en un mundo fantástico como fue para mi el instituto, era juntarte, arrimarte, hacerte acompañar, por alguien capaz de ayudar en todo momento a alguien como yo, bondad infinita, que fuera capaz de desenvainar su flamante espada y batirse en duelo con quien fuera sorteando así los peligros, risas y cuentos, y la tuve y la tengo aún...
Nota:
Lo bueno al iniciarse en un mundo fantástico como fue para mi el instituto, era juntarte, arrimarte, hacerte acompañar, por alguien capaz de ayudar en todo momento a alguien como yo, bondad infinita, que fuera capaz de desenvainar su flamante espada y batirse en duelo con quien fuera sorteando así los peligros, risas y cuentos, y la tuve y la tengo aún...
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Gracias por leerme