Crónicas Colegiales: La pantera Rosa y Tejero
Hace 30 años ya que pasó¡ Tenía nueve años, me faltaba poco para los diez de aquella cumplir años era algo que se esperaba con anhelo.
No me lo puedo creer, pero aquel día lo tengo-me imagino que todos- imborrable en mi cajón de recuerdos.
No fui al cole porque desde muy pequeña sufrí de fortísimos dolores de oídos, y ese día amanecí con mucha fiebre; con el tiempo y gracias a que mami era muy insistente, acabé en una consulta privada de un otorrinolaringólogo-que bien me sale, decirlo y por supuesto escribirlo-, y descubrió cuál detective, una piedrecita muy párvula pero muy cabrona dentro de mi oreja-oído, que lógicamente me producía demasiados dolores, me la quitó y Santas Pascuas.
Así que desde muy tempranito, disfruté de una jornada de relax, mimos de mi güelina, tele, más jornada de relax, dulces, juegos con Damián-mi primo hermano (ya os lo explicaré)- comida, más relajación-que envidia me doy a mí misma, leches.
Hasta que de repente ya de tarde la televisión interrumpe su señal, y emite un comunicado -hombre, así lo cuento ahora- llamo a gritos a güelita, y le digo que venga que no sé que pasa en Madrid.
Ella ágil como una moza de 25 años, con el mandil -como no- y el rodillo en la mano, llega a la salita y se sienta... Descorazonada, nerviosa, subiéndose la gafas para ver bien-siempre se le caían tenía la nariz muy chata- no dijo ni esta boca es mía.
Fue corriendo para la cocina, y me dice que le preste la caja de las muñecas que las necesita que nos vamos de viaje...
-¿A dónde güelita, si yo toi malina?, ¿Qué vamos a Mallecina? Y mamá, ¿no viene?
-Haz lo que te digo, ya.
Lo mejor cuando María se ponía así era hacerle caso... Enseguida llegaría mami.
Me volví a ver la tele, y de nuevo otro mini parte es decir, un avance... esta vez daban unas imágenes de los políticos en sus puestos de trabajo-por decir algo-, todos agachados, al menos eso grité a mi abuela, que llegó casi sin aire... No lo podía entender porque la cocina, donde la había dejado, no estaba tan lejos de la salita, además esta vez, llegaba con todos los pelos de la cabeza alborotados y con un gesto desconocido para mí, en el rostro, de miedo e incredulidad. En definitiva, rara.
-Hay que volver a irse, si esto sigue así.
Yo claro, seguía sin enterarme. Sonó la puerta de casa. Era mamá. Fui corriendo hacia ella, y le espeto:
-Mami, hay un golpe de estado en Tejero.
-¿Que dices, hija? Esta nena, sigue con fiebre-llevándome la palma de la mano hacia la frente-.
-Que no, que hay un golpe de estado, y quitaron los dibujos, porque cada poco hay un parte y....
-¿Dónde está la güela?
Y en eso sale mi abuela despavorida, de la cocina a su cuarto diciendo:
-Que no se me olvide la penicilina.
-Mamá, ¿qué haces?
-Hija, que vuelven, que hay un militar con pistola, y la guardia civil...
-Tranquilízate
-Ven mami a la tele, le decía yo... Ahí te lo explican todo.
Y veía a mi abuela recopilando, aceite, azúcar, harina, gasas, vendas, medicamentos, medias, bragas, tocino, jamón, todo lo que apilaba en casa lo estaba metiendo en mi caja de muñecas... No sabía muy bien qué pasaba pero debía ser gordo¡
Mi casa fue un ir y venir.
Yo avisaba cada vez que la tele paraba de emitir dibujos y nos reuníamos todos, ya había llegado, tatá y demas familia... Le decía a la güela que se tranquilizara que aún no había dicho nada el Rey.
¡Hala¡ iba salir el Rey.
A mí me encantaba era el papá de Felipe y ya sabéis que estaba enamoradísima de éste...
Y que diría,¿Sería como en Navidad?-recordad que en aquella época sus discursos, reunían a toda la familia entorno a la cena de nochebuena, como diría mi abuela "todo se acaba".
Con todo este jaleo, ya era tardísimo, de madrugada y yo viendo la tele, echaban dibujos, de todo, del correcaminos, de la Pantera Rosa, de este bicho un montón que echaron...quizás es la imágen que más asocio.
Por eso uno a estos dos personajes, a la pantera rosa y a Tejero, los dos en minúscula... el primero porque yo era pequeña cuando aún disfrutaba de esta esbelta y rosa felina, y al otro porque quiso ser un felino y empequeñecer a todos los españoles y se quedó en un capullo sonrosado.
Mil besines
Nota: Dedicado a todas la abuelas que ese día hubieran vuelto a luchar por salvar a los suyos. Gracias
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Gracias por leerme