Crónicas colegiales: El sobresaliente y el príncipe.
Los nueve años fueron muy especiales e importantes, poneros en mí piel; no es que descubrieran que era superdotada si no que fueron inolvidables. Estaba en 4º de la tan añorada EGB, mi tutora era la señorita Doña Luz, con la que además de las horas lectivas iba a su casa porque daba clases particulares,-fue el único año que las compis me llamaron "enchufada" pues aquella señora, guapa, arreglada, siempre con labios pintados de rojo y su luto riguroso, realmente me adoraba aunque de vez en cuando un anillo enorme que llevaba, acabase en mi cabeza a modo de colleja- pues tonta nunca fui, pero vaga un montón... así que mamá estaba hartita de aquellas tardes repetitivas: ¡Merienda, apaga la tele, y ponte a estudiar!. Por eso decidió que diera clases fuera del colegio, las matemáticas estropeaban el conjunto de resultados en mi boletín de notas no es que fueran brillantísimos pero tampoco eran mediocres. -¡Normales!, decía mi querido papá. Pero ...